La apuesta tecnológica es importante ya que va a suponer un incremento de la productividad y la eficacia del equipo comercial, pero a veces se invierte demasiado en tecnología sin que haya retorno, lo que supone realmente un gasto inútil.
O, por el contrario, se invierte demasiado poco. Lo que condiciona la actividad y limita enormemente la productividad haciendo que la fuerza de ventas dedique demasiado tiempo a aspectos administrativos o alejados de lo fundamental: Vender.
El tamaño de la empresa, su estrategia, las herramientas de que ya disponga, el tipo de producto o servicio que se ofrece y algunos otros factores son los que condicionan la dimensión, complejidad y estructura ideal de los procesos comerciales y del método de ventas más adecuado.
No hay soluciones únicas, ni tecnologías universales, cada empresa tiene sus necesidades porque tiene peculiaridades que le diferencian de otras.
El principio general de que no todo vale para cualquier empresa, debe ser el que rija de principio a fin en un proyecto de optimización de procesos comerciales.
Las buenas prácticas siempre son deseables, pero no deben condicionar hasta tal punto que debiliten el equilibrio necesario entre estrategia, organización, procesos y tecnología porque se pagaría caro